¿Cómo es posible que dos cuerpos
en la distancia se puedan amar,
con un deseo ardiente de
quererse besar?
Es la imaginación tan real
de un deseo hecho carne,
de la expresión “ven amarme”.
Deseos tal para cual.
Cada cuerpo en su lugar,
dónde salen dos
almas a unirse en una sola;
a la distancia
en una boca,
con miel
en una sola piel.
Es la desesperación que se
tiene por estar lejos,
para sentir el calor del otro,
su sudor, su aliento,
hasta su enojo,
a sus deseo acceder
y ver su cara de placer.
En la distancia jugamos
el juego del amor,
dónde las palabras
y el deseo se mezclan,
las frases suben de tono;
la conversación encendida
y el calor se incrementa.
el deseo se hace fuego
y los vientres a hervir.
Nos encontramos mentalmente,
con la urgencia de amarnos,
en la geografía que nos separa
en tiempo y espacio nos
amamos.
Es inevitable
sentir que lo flacido
se ponga duro y
entre a tu gruta
hecha mujer
y crezca más vivo
por el placer.
La distancia
es solo un motivo para amarnos.
Nos deseamos,
las fronteras
no son impedimentos para “besarnos”.
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Autor: Millondurango
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