Bandada de buitres
se anudan de silencio...
los labios que te besan
se mueren de impaciencia,
una desgarrada
y oblicua tarde...
convida a la impureza,
mientras en el ángulo
desgastado
del crepúsculo...
cien mil olvidos
se bañan...
de pálida inclemencia,
tu beso se extraña
apenas susurrado
y preso...
en la cárcel
inconmovible
de mi aprecio.