Hay días como hoy en que no acierto a saber qué estás pensando,
que no entiendo tu forma de mirar a las cosas ni el motivo
de tus gestos metódicos,
y en realidad no es hoy,
hoy es hace diez años,
hoy es siempre
y ayer
y luego y donde y cuando,
te levantas con ganas de escribir un poema y le disparas a todo
y pareces dispuesta a apostar a un instante
las vidas que te quedan.
Y esto es sólo un ejemplo, la corriente
es que mueves las piernas, giras, hablas y apareces de súbito
como un pronunciamiento militar
y entonces no hay noticias de ti que no recorran
las tabernas lunares y golpeen las jarras de cerveza.
Conseguiste
que cerrara los mapas donde dices que llueven vampiresas desnudas
y olvidara el idioma de los muslos eléctricos,
pero ocurre
que me ahogo en el baño y cada vez que respiro son los bosques más grandes,
que llueve y las montañas azules se acarician las nalgas,
¿qué hacer si hasta Botero y sus Venus han tomado
los claustros cistercienses?
A veces sale el sol y te sorprende comiendo girasoles
o mirando cómo sube el café,
a veces hasta tienes la apariencia
de una estatua del parque y sin embargo
nunca vi gorriones en tus hombros.