“El aljibe del amor, ya no estaba lleno de aguas, sino de amoniaco, con sudores de análogas amplexaciones de placer.
“Cada Noche te llamaba Yo estando loca, tú me volvías cuerda.
“Te pudiste adentrar en la carpanta que tenía aquella Hiena.
“La pudiste encabestrar, mas a mí, me pudiste domar.
“Tu amor me hace volver en sí, después del coma. El abismo de aquél algoritmo terminaba en mo, así como el aplomo, el anatematismo, el apréstamo y el ateísmo.
“Tú eres mi fanatismo... ya no necesito de Buda ni del Karma, pues me devuelvo, tú eres un entente.
“Cada vez que beso tu Cerebro, me encuentro con redes desconocidas, sin punto, sin coordenadas, por eso, tú eres mi cateto complementario.
“Terminaré de escribir este poema, para ti, mi pequeño Nervioso. Te besé, pero me quitaste mis poderes, como Rogue; entonces, te hice el amor, y te dejaste llevar, como Dafne”.