Abrazo el aroma de un Jazmín en tierra Virgen,
Y sueño que rozo con mis labios,
Tu piel tan tersa y tan firme,
Y abandonado en la melancolía de aquel lirismo,
Imagino que eres mía,
Entre este cielo y el otro abismo.
Renacen en mis pupilas,
Recuerdos tuyos cuando eras niña,
Y sonrío al verte como princesa,
Infantil y muy graciosa,
Tan llena de tu blanca belleza,
Y tan ajena a mi palabra ansiosa;
Te veo corriendo por las plazuelas,
Y también por mil jardines,
Y atesoro aquellos repasos,
Que te dibujan ajena e imperceptible.
Recuerdo mirarte siempre de lejos,
Y vivir de ti, cada día enamorado,
Y despertar siempre en ti pensando,
Para correr hacia una puerta, o quizás a una ventana,
Y alimentarme de ti al verte jugando.
Te siento, como si fueras mi vida,
Y quizás dulce sustento,
O porque igual no decirlo,
Como si fueras, mí ansiado alimento.
Recuerdo cuando eras niña...
Y yo soñaba, con robarte un beso.