¡PADRE!
¡Padre!, no tengo respuesta alguna
a las dudas que tu corazón reclama,
solo quiero decirte que mi ser aun te ama,
y allá en el cielo obtendrás una fortuna.
Cuando mires hacia abajo, verás que la bella luna
con su luz resplandeciente, iluminando mi cama,
postrado de rodillas, verás a tu hijo que clama,
por ti padre querido, rogando por tu vacuna.
Ni el frio, ni la lluvia, impedirán tu despedida,
ya las cosas mundanas no tienen importancia
y esa puerta celeste te da la bienvenida.
¡Padre!, te digo adiós, mas no con arrogancia,
sabes que en el cielo te espera una nueva vida
y hoy te veo partir colmado de abundancia.
Autor: Fabio Bohórquez Rodríguez
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