Los lánguidos inviernos
se anudan
de morfemas,
un vientre herido
y triste,
se adula...
de otoños susurrados,
y una carátula de plata
de un refractario
quitasol
me anuncia...
que en sus labios,
aún se tasan
breves...
heridas
desgastadas,
de idilio sostenido.