Cuando el silencio de una alma entenebrecida
anhela su derecho a ser feliz.
Cuando la soledad de una vida no compartida
pide a gritos escuchar su voz.
Y destruye los recuerdos acumulados para
exigir el poder mirarte una vez más.
Mirándote desde las oscuras ruinas de sus deseos
que se hacen polvo con cada latido.