Conozco tus latidos tanto como los míos.
En este momento, tus claves, tu volumen, tu frecuencia regento,
la armonía de tu voz suele matar mi alud de malos sentimientos,
desesperado, busco indulto en tu sonrisa, entre tus brazos.
Persigo tu rostro, ese que tanto hace a mi corazón ir flojo,
las estrellas en mi tu mirada observo, mientras en mi piel...
yo ya te he escrito el infinito en verso.
Pecado sobre pecado, en mi camino he dejado bares distintos,
aguardo vestido de luto, el color de la esperanza,
no merezco lo que necesito, y todo lo que necesito eres tu, tu esencia,
necesito este amor esotérico que incluso ambos desconocemos.
Entre problemas e incertidumbre nos encontramos,
yo buscando tu locura y tu mi calma,
al final nos toca dormir en distintas camas,
donde el ultimo pensamiento antes de comenzar a soñar es:
a lo mejor mejora, amor; a lo mejor mañana.