... empecinados en acercarnos para respirar
el mismo aire.
Y de tanto esfuerzo nos quedamos
sin aliento.
Y cayeron inertes nuestros cuerpos
desolados extasiados indiferentes.
Quemaba aún el calor en mi pecho
como eco que resuena historia
pero el amor desvaneció de mis manos
frías grises tristes.
El estómago ebullició de olvido
y tuve que vomitar verdades
que ahogaron mis ojos en llanto
inundando mi boca en grito
e hicieron temblar de ardor
mis oídos.
Muté
de desamor de pena de impotencia
y me convertí
en esto que soy:
un recuerdo de lo que alguna vez fuí.