Cuando le miraste,
no fue el color de su piel
ni el tono de su acento
ni su figura exquisita
lo que en la inicial etapa
te puso contento
fue sin duda alguna
esa primera vez
su mirada
lo que te robó el aliento.
No pretendiste alcanzar el sol
ni tocar con tus manos una estrella
necesitabas apaciguar tu alma
si tan solo lograbas una mirada de ella.
Tu corazón se estremecía de angustia
lleno estaba de emoción
de temor que la vida fuera mustia,
pues tan solo una mirada de ella
le daría paz a tu interior.
Y sucedió el mágico momento
todo en un segundo desapareció
Cupido lanzó sus flechas
y su mirada te atrapó.
Bendita cárcel de sus ojos
prisionero eterno has de ser
del embrujo de su mirada
ningún hechizo podrá deshacer.
Porque es ahí donde los dioses
en la mirada a la mujer dieron poder
del encanto de sus ojos
no hay humano alguno que se pueda sustraer!!.
Gastón Medina Vazquez
Mayo/2017