Que hermoso es verte sonreír esposa mía,
Admirar tu cara sonriente,
Mirar tus ojos chispeantes
Y tu corazón por consecuencia…
FELIZ.
Es grato contemplarte cuando tu sonríes,
Si es en la alborada, la aurora se engalana,
El alma se motiva para el quehacer del día,
Si es al mediodía, el astro sol empequeñece
Porque tu cara sonriente
Opaca su esplendidez.
Y… si en la obscura noche observo tu sonrisa,
Y tus ojos se miran en los míos,
Las estrellas cintilan de tristeza
Mirando que mi corazón se llena de alborozo,
Olvidando por ella, su belleza.
Y tu luna, que lastima me das,
Eres bella en tu sin igual blancura,
Pero nada vale tu hermosura,
Si mi amada me sonríe
Y me brinda su dulzura.
¿Ahora comprendes porque me gusta verte sonreír?
Te das cuenta porque, si en tu cara se dibuja una sonrisa,
El tiempo detiene su prisa
Y me brinda momentos de placer?
Siempre sonríe esposa mía,
Que tu sonrisa se prodigue con largueza,
Brindándonos su luz
Su cálida belleza.
Porque si tu sonríes,
Todo me parece diferente,
Las flores son mas bellas
Esparciendo su mejor perfume;
El canto de las aves, sus trinos, mas alegres
Y el transcurrir del día,
Se vuelve placentero y apacible.
Sonríe amada, sonríe,
Que nunca una pena empañe tu sonrisa,
Que nunca el dolor cierre tus ojos
Y nunca el pesar tus labios rojos.
Ignacio Espínola carrillo