A. Martinez

IntenciĆ³n.

En tu cintura vespertina,
se acumulan centenares
de hilos invisibles,
un rubor de silenciosa fatiga,
un carrusel de orillas
en un cálido paisaje.

La oscuridad pide buscarte,
intentando repetir con los labios,
los pasos en el tiempo.

Me cuelgo ensordecido
a la invitación de tu espalda,
y vuelve la boca
a repasar excesos.

Nos llenamos, nuevos,
del cansancio avaricioso,
amigo dócil de tu pelo,
enemigo secular del sueño.