El café de la mañana le da un toque amargo
al día y endulzarlo con azúcar es comenzar
la mañana con mentiras.
Dejarse llevar es como dejarse querer,
un fortalecimiento del alma en una debilidad
manifiesta, el clamor es claro: \"¡Quiereme!\"
Los políticos nos enseñan a gobernar la vida,
mintiendo. De hecho, es imposible si quiera
imaginarlo. Nos podrían enseñar a amarnos,
pero entonces se llamarían \"papás\" y no sé
a quién votaría.
Me acabo de dar cuenta que escribo por falta
de amor, la poesía me enseña a dejarme querer,
y el café de la mañana me ayuda a soportar
tanta mentira, acaso iba para politico y acabé
como poeta.