Hijo.
Cuando sientas que todos los caminos
te conducen sin remedio al abismo
que hasta la flor más bella tiene espinos
y la vida te muestre su cinismo.
Desanda los senderos mortecinos
y deja en sus orillas tu egoísmo
que siempre habrá pensares cristalinos
que ayuden a luchar, contra uno mismo.
Deshójate como árbol en otoño
dejando a la conciencia ser retoño
y veras que tus frutos, no son magro.
Pues quien forja a las almas en la fragua
y de la estéril roca, brinda el agua
hoy me ha dicho que tú eres, su milagro.