Wellington Rigortmortiz

* El Poder de la Llama Eterna

 

Divididos

entre el calor y el frío,

a la distancia observamos

en el horizonte

como miles de ángeles

se suicidan,

como algunos de ellos

agonizantes en el suelo

claman piedad

por alguna culpa,

o quizás

algún pecado imperdonable,

que impúdicos

mientras la lluvia

y el calor del sol

visten de fertilidad

nuestros desnudos pensamientos,

nos alborotan el cuerpo,

que despojados

de sus vestimentas morales

sucumben al deseo,

malditos sentimientos,

ilusiones eróticas y furtivas,

malditas horas de placer

autosatisfaciéndonos

mente, cuerpo y alma,

libido manjar que emana

con su calor un aroma

tan orgásmico que satisface

con sus deliciosos jugos

alimentando esta cruel imaginación

entre mis labios,

cuanta pasión, cuanto amor,

cuanto dolor y odio a la vez,

mi alma se desliza sigilosamente

flotando sobre tu cuerpo,

tus piernas abiertas

están dispuestas como los brazos

que aprisionan el cuerpo

para un abrazo,

envuelven con su fuerza

imaginariamente mi cintura,

romántica erección

invade nuestro ser

envenenando con su mandrágora

nuestras convexas formas,

las voces están  delicadas

entrecortadas y temblorosas

como aclamando una dulce muerte,

son la melodía virtuosa

para esta danza de los cuerpos,

el vals para el alma,

calcinante esta barca

encendida en flamas

de la llama eterna

navega solitaria,

seducida por la tormenta

de este erotizado mar

que embriagado por la lluvia

desflora a miles de sirenas,

lujuriosamente el viento

se confabula

con el vapor que exhalamos

quedándonos sin aliento

desfalleciendo en cada movimiento

brusco y tenue de mar,

orgasmo celestial,

éxtasis astral,

apetito voraz del cuerpo, alimento

santificador para el espíritu,

furia ciega pasional,

sacudidas cariñosas

que mecen a los sentidos,

labios maliciosos

que mojan y absorben la piel,

a merced de la velocidad

el corazón agoniza

sin aire en los pulmones

llamando dulcemente

a la muerte en ese instante,

y, luego, un estallido,

arcano manjar

se desprende eróticamente

de todo mi cuerpo

llevándose

la esencia de mi alma y ser,

bañando la fertilidad religiosa

de tu carnación,

pintando las paredes de tu alma

y entrañas de tu amor

tan misterioso y verdadero

como dar la vida desangrando

con la daga del querer mi cuerpo,

para que por la herida

fluya mi alma liquida

como prueba de sacrificio,

lentamente el mar deja de agitarse

así como los cuerpos

y nuestros sexos,

se calma la tempestad

de amor, lujuria y pasión

y miramos como la barca

se aleja en el horizonte,

encendida la llama eterna

seguirá buscando

nuevamente honrar su presencia,

su razón de existencia

en otros mares,

en cada ocasión que decidamos

retarnos nuevamente

en sueños, deseos y pensamientos,

aparecerá cuando dejen

de llorar nuestras almas

y sea real el instante

que nuestros cuerpos

reconozcan la pasión

y verdad exquisita del alma,

cuando reconozcamos

que nuestra fusión espiritual

es el equilibrio

del universo y de la vida, ángeles

en un mundo de injusticias,

ángeles caídos del edén.