Divididos
entre el calor y el frío,
a la distancia observamos
en el horizonte
como miles de ángeles
se suicidan,
como algunos de ellos
agonizantes en el suelo
claman piedad
por alguna culpa,
o quizás
algún pecado imperdonable,
que impúdicos
mientras la lluvia
y el calor del sol
visten de fertilidad
nuestros desnudos pensamientos,
nos alborotan el cuerpo,
que despojados
de sus vestimentas morales
sucumben al deseo,
malditos sentimientos,
ilusiones eróticas y furtivas,
malditas horas de placer
autosatisfaciéndonos
mente, cuerpo y alma,
libido manjar que emana
con su calor un aroma
tan orgásmico que satisface
con sus deliciosos jugos
alimentando esta cruel imaginación
entre mis labios,
cuanta pasión, cuanto amor,
cuanto dolor y odio a la vez,
mi alma se desliza sigilosamente
flotando sobre tu cuerpo,
tus piernas abiertas
están dispuestas como los brazos
que aprisionan el cuerpo
para un abrazo,
envuelven con su fuerza
imaginariamente mi cintura,
romántica erección
invade nuestro ser
envenenando con su mandrágora
nuestras convexas formas,
las voces están delicadas
entrecortadas y temblorosas
como aclamando una dulce muerte,
son la melodía virtuosa
para esta danza de los cuerpos,
el vals para el alma,
calcinante esta barca
encendida en flamas
de la llama eterna
navega solitaria,
seducida por la tormenta
de este erotizado mar
que embriagado por la lluvia
desflora a miles de sirenas,
lujuriosamente el viento
se confabula
con el vapor que exhalamos
quedándonos sin aliento
desfalleciendo en cada movimiento
brusco y tenue de mar,
orgasmo celestial,
éxtasis astral,
apetito voraz del cuerpo, alimento
santificador para el espíritu,
furia ciega pasional,
sacudidas cariñosas
que mecen a los sentidos,
labios maliciosos
que mojan y absorben la piel,
a merced de la velocidad
el corazón agoniza
sin aire en los pulmones
llamando dulcemente
a la muerte en ese instante,
y, luego, un estallido,
arcano manjar
se desprende eróticamente
de todo mi cuerpo
llevándose
la esencia de mi alma y ser,
bañando la fertilidad religiosa
de tu carnación,
pintando las paredes de tu alma
y entrañas de tu amor
tan misterioso y verdadero
como dar la vida desangrando
con la daga del querer mi cuerpo,
para que por la herida
fluya mi alma liquida
como prueba de sacrificio,
lentamente el mar deja de agitarse
así como los cuerpos
y nuestros sexos,
se calma la tempestad
de amor, lujuria y pasión
y miramos como la barca
se aleja en el horizonte,
encendida la llama eterna
seguirá buscando
nuevamente honrar su presencia,
su razón de existencia
en otros mares,
en cada ocasión que decidamos
retarnos nuevamente
en sueños, deseos y pensamientos,
aparecerá cuando dejen
de llorar nuestras almas
y sea real el instante
que nuestros cuerpos
reconozcan la pasión
y verdad exquisita del alma,
cuando reconozcamos
que nuestra fusión espiritual
es el equilibrio
del universo y de la vida, ángeles
en un mundo de injusticias,
ángeles caídos del edén.