Brillabas en la noche de azucena...
Amor, amor recuerdo tan confuso.
No me dejes tan sola que rehúso
soledad. Mi quejido desenfrena.
Vaga tu mente, ánimo, condena,
con los manos inertes de cadencia
buscas las mías, dócil de impotencia.
Te hundes contra mi pecho cual la arena.
Ya no tengo ni lágrimas ni llanto.
Mi alma triste arrancó un sordo quejido:
Suspiro fue ahogado, dolorido...
Flébil faz apagada por lo tanto:
no espero más los días por la dicha
perdida que remonta la desdicha.
Si buscas remembranzas es memoria
el final solapado de la historia.-
Amalia Lateano
Publicado en \"UNA ESCALERA AL INFINITO\"- Ediciones de la Tres Lagunas. Año 2014- ISBN 978-987-656-253-9