Hay imágenes tuyas
pegadas en el agua,
ojos tuyos que vuelan,
que miran,
que arden,
labios que amanecen
y se abren de besos
sobre mi boca,
como una fruta dulce
de una isla inventada.
Hay voces que viajan
con tu aroma,
tu frente limpia,
la tinta iluminada
de tu cabello sano,
las curvas de tu risa,
tus caderas de fiebre,
el troquel que contoneo
tus muslos,
la sinceridad roja
de tus labios.
Hay días florecidos
colgados de naranjos,
corriendo
tras las uvas,
subiéndose
a los charcos,
pisando tu camino,
bordando itinerarios,
abriéndome las puertas
para seguir tus pasos.