Esa mujer de diáfana hermosura
que se lleva el paisaje en la mirada
y cruza las veredas con premura
en un halo de rosa perfumada.
Esa mujer madura y atrayente
desde la magia de su falda estrecha
hasta la leve grieta sugerente
que entre sus pechos es ojal y flecha.
Esa mujer, de la sonrisa leve
como pequeña estrella del ocaso
que con su resplandor lejano y breve
ilumina el entorno a cada paso.
Esa mujer, graciosa y femenina,
a mi entender, debe llamarse Fina.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
(Imagen de la web)