En esta noche última de mi vida,
luna, ilumina su rostro,
hazle saber que yo
la observo desde lejos;
en esta mañana última de mi vida,
sol, revitalízala con tu calor,
hazle saber que yo
le rezo desde lejos;
en esta tarde última de mi vida,
lluvia, purifícala,
hazle saber que yo
le lloro desde lejos.
En esta noche última de mi vida,
viento, hazle saber
que siempre le hablo
y hablare desde lejos,
llévale mis plegarias,
mis suplicas, mis ruegos,
mi amor y mis lamentos;
en esta mañana última de mi vida,
cielo, permítele contemplar
tu mágico azul,
hazle saber que aun existo,
que el último instante de mi vida
es siempre el primero,
que mientras haya
luna, sol, lluvia, viento,
mañana, tarde y noche,
jamás diré desde lejos.
Dios, hazle saber que la distancia,
el tiempo, los límites,
solo están en la mente
más no en el alma,
que cada amanecer tiene su noche
y cada noche su amanecer,
porque solo así sabrá
que ahí estoy yo
con la fe y esperanza
de su espera;
porque solo así yo sabré
que ahí esta ella
con la fe y esperanza
de mi espera.