***Flores para mi Madre II***
(La Flor de los Remedios)
Cuantas veces de niño mis
rodillas besaron el suelo,
por esa costumbre mía de
andar siempre corriendo.
Tus manos eran como el
pétalo de una rosa que
enjuagaban mis lagrimas
sanando los golpes de la vida.
Pero el niño crece y se siente
fuerte y autosuficiente
y un día se marcha de casa
persiguiendo su propia estrella.
Y de andar trepando hasta el cielo
pierde conciencia del suelo
e inevitablemente vuelve a caer…
Hoy se me ha caído el alma a los pies,
no puedo levantar ni mis miserias,
no encuentro remedio para mis heridas
y me envuelve un dolor que no tiene fin.
Así caído y derrotado tu me extiendes
tus manos sin preguntas ni reproches,
vuelves a desvelarte en mis noches,
y en medio de mi ingratitud tú me das Amor.
Hoy puedo dar fe de que Dios existe
porque me han tocado sus manos
y son fuertes como un roble…
Más delicadas como una flor…