Y del Ávila

Pude hacer que me quisieras

Y arribó al terraplén de nuestro amor,

un vacío de emoción. 

 

Ya no hubo seducción,

ni una sola sinuosa  respuesta

encubierta de poesía. 

 

Aquella confesión secreta:

 Pude hacer que me quisieras... 

me quedó grabada en la memoria

como un tatuaje invisible

 que espera ser removido

a fuerza de besos,

que quién sabe si llegarán algún día.