Tu destino y mi destino,
están sin duda marcados,
nací un veintiuno de abril,
cuando tú, ibas al altar,
hoy después de ser amigos,
estamos enamorados,
nos amamos,
como se ama, sin engaños,
sin dudar.
Que importa que nunca
estemos juntos jamás,
que no te pueda besar,
que no te haga el amor,
lo que importa es,
vivir esta ilusión
sin pensar en lo demás,
nuestro destino será real,
sin dobleces, sin temor.
Se cumplirá sin fallar,
sin dudar,
sin imposibles
y cuando esto suceda
nuestros deseos
se harán razón
viviremos la felicidad,
no las soledades temibles.
¡Tú destino, mi destino!...
¡Dios ya los trazó!...
Lo creo de corazón.