Me encuentro el abismo
De la noche oscura,
Me siento en el suelo,
Miro alrededor
Buscando una mano
Amiga, quizás el amor,
Y encuentro rechazo,
Castigo y dolor,
Viendo reflejada
Mi cara de horror
Sobre la ventana
En el comedor.
Me siento en la noche,
Punta de una silla,
Para relajarme
Sin ver ni pensar,
Pero tantos golpes
De la indiferencia
Son duros y amargos,
Me pegan, me duelen,
Se vuelven espinas
Hiriendo la carne
Tierna y dolorida,
Y empiezo a llorar.
Muy bajo, despacio,
Ansias de carmín,
Con sonrisa de alas,
Besos de algodón,
Me llevan a un hueco
Vacío y redondo,
Que crece y me enchufa,
Me atrapa, me adorno,
Bañada de ruido,
Con cantos de risa,
Te beso y te adoro
Como poetisa.
Sentada en el aire
En un tubo largo
Que pone en sonido
Canciones mundanas
Y me aspira el pelo,
Me atrapa en mis sueños
Dejándome floja,
Cansada, amorosa,
Llena de vacíos,
Si poemas bruscos
Sin tener sentido
Salen de mi boca.
Poemas que hieren
Después de la noche
Pasada contigo
Entre cielo y piso,
Buscando tu mano
En el paraíso
De estar a tu lado,
Al campo lejano
De ortigas y heno
En la casa sola
Donde me quedaba
Sin alma y sin risa.
Esperanza amiga,
Cariños furtivos
Sobre la delicia
De un abrazo, un vuelo,
Un beso, una vida,
El poder tocar
Ese cuerpo suave,
Redondo y caliente
Con músculos fuertes
En cada sonrisa,
Frente reluciente
Mostrando fatiga.
Con alma de cuervo,
Corazón de hielo,
Complejos antiguos
Levantan paredes.
Me regalo toda,
Sentada o dormida,
Y cambio mi vida,
Mi ilusión, mi nada,
Por una anhelada,
Soñada, buscada,
Querida caricia
(Hija del mañana)