Lucy Quaglia

El abismo

Me encuentro el abismo

De la noche oscura,

Me siento en el suelo,

Miro alrededor

Buscando una mano

Amiga, quizás el amor,

Y encuentro rechazo,

Castigo y dolor,

Viendo reflejada

Mi cara de horror

Sobre la ventana

En el comedor.

 

Me siento en la noche,

Punta de una silla,

Para relajarme

Sin ver ni pensar,

Pero tantos golpes

De la indiferencia

Son duros y amargos,

Me pegan, me duelen,

Se vuelven espinas

Hiriendo la carne

Tierna y dolorida,

Y empiezo a llorar.

 

Muy bajo, despacio,

Ansias de carmín,

Con sonrisa de alas,

Besos de algodón,

Me llevan a un hueco

Vacío y redondo,

Que crece y me enchufa,

Me atrapa, me adorno,

Bañada de ruido,

Con cantos de risa,

Te beso y te adoro

Como poetisa.

 

Sentada en el aire

En un tubo largo

Que pone en sonido

Canciones mundanas 

Y me aspira el pelo,

Me atrapa en  mis sueños

Dejándome floja,

Cansada, amorosa,

Llena de vacíos,

Si poemas bruscos

Sin tener sentido

Salen de mi boca.

 

Poemas que hieren

Después de la noche

Pasada contigo

Entre cielo y piso,

Buscando tu mano

En el paraíso

De estar a tu lado,

Al campo lejano

De ortigas y heno

En la casa sola

Donde me quedaba

Sin alma y sin risa.

 

Esperanza amiga,

Cariños furtivos

Sobre la delicia

De un abrazo, un vuelo,

Un beso, una vida,

El poder tocar

Ese cuerpo suave,

Redondo y caliente

Con músculos fuertes

En cada sonrisa,

Frente reluciente

Mostrando fatiga.

 

Con alma de cuervo,

Corazón de hielo,

Complejos antiguos

Levantan paredes.

Me regalo toda,

Sentada o dormida,

Y cambio mi vida,

Mi ilusión, mi nada,

Por una anhelada,

Soñada, buscada,

Querida caricia

(Hija del mañana)