Los días corren rápido,
entre los sueños rotos
y el rose de versos
entre las miradas que se hallaban al alba.
Sigo recordando cuando
te encontraba de una forma fugaz,
en medio de suspiros de aquellas madrugadas,
cuando guardaba mi dolor
entre callados versos
escritos bajo la almohada.
Si buscara renunciar a ti,
bastaría tirar aquella pluma
que me hallaba en los sueños de mi niñez,
y destrozar aquella alma que guardas
para aquellos que solo buscan
en noches de neblina,
bailar al vacío de sentirse perdidos
pera acompañados de una luna que baila
en la mirada de amores no correspondidos,
de aquellos soñadores con epitafios vacíos.
Y a pesar de que veo correr al tiempo más rápido
cada día,
sigo conservando locura en el fuego de mirada,
esa locura que me permite encontrarte
en pequeños momentos
cuando me pongo en espera de una luna
que desee bailar a mi lado.
Deseo seguirte fielmente
en está juventud que aún tengo
y aún en la vejes que me aguarda,
nos quedara un momento
para encontrarnos
como aquel 18 de marzo,
cuando la vida nos presentó en alma.