Inexistente

RenovaciĆ³n.

Desde cada rincón de la vida he soltado mis pasos
creyendo que solos por el instinto irán hacia el horizonte;
cieno, piedras... ortigas y hiedras; salen a su encuentro.

Ellos luchan, a veces logran pasar,
hay veces que no quieren luchar.
No saben siquiera como enfrentar hasta más lene brisa,
ni escuchan cuando el jilguero, con dulce canto... avisa
que hay un sendero por donde es seguro el andar
y reservados se quedan,
acompañando sentimientos que hibernan no sé donde;
en algún lugar
en el ático existencial?,
en el claustro del alma?,
La verdad no sé adónde.

Es entonces cuando un convoy de pensamientos arremete y asalta,
dejando una estela de dudas, propio de la confusión,
y el estadío cambia a peor, asemejando al estío,
todo es insolación;
se seca la hierba,
los arroyos que fluyen entre las neuronas
dejan de correr.

Y las flores esconden sus aromas
para no dejarse oler,
hasta que llega un extraño y etérico soplo
que impregna sosiego; una sensación de alivio,
paz y renovación.