Debajo de mi manto, al rey mato.
Don Quijote de la Mancha
Primera parte. Prólogo
Soy muñeco que sufre en sus costuras
la tensión de fuerzas opuestas.
Unas tiran de mi brazo derecho y otras
del izquierdo con intención ruinosa.
Mis oídos, martillados por el chamullo
de rigor que desde altas instancias
confunde.
Mis oídos, además, descansan al son de
músicas que me impulsan al haraganeo
del olvido, fusas que me sajan el alma.
Me sujeto a mis maneras de sobrevivir.
Me atengo a mi cosmovisión porque es
solo mía, sin veleidades de proselitismo.
Solo pido que me den el espacio justo
para poder soñar despierto con molinos
de viento que puedan ser vencidos.
Libertad de pensamiento en una galaxia
de nebulosa y confusión.