Naciste un 15 de agosto en un año sumamente caluroso.
Vi en ti un brillante hermoso que debería haber sido pulido.
Eras mi diosa-bebé, la prieta de mi madre, la alegría de mi padre.
Esperanzas verdes fuiste para mí, la hija que nunca tuve
porque tu inteligencia era un diamante magnífico,pero no cultive tu alma
y hoy me arrepiento, tu silencio lleno de ira grita y mucho,mucho,mucho.
Yo quise ser para ti lo que mi padre fue para mí y no pudo ser,qué pena.
Estás en sicología,pero no te sirve de nada porque mi dolor no halla eco en tu perdón.
Te extraño mucho, casi hija y yo hubiera querido que me hablarás,pero nada.
Ese dolor crecía como mala yerba y no la puedo sacar de raíz para mi enorme pena.
No te puedo cuidar y le pedía a Dios por ti que te protegiera y te digo adiós con el pensamiento.