Quisiera decirte que te amo mamá,
pero mi voz retumba en el silencio
en mis noches insomnes que gritan
que te has ido y las lágrimas me invaden.
Te hablo ni bien abro los ojos al día
para comenzar el camino absorbiendo tus caricias,
extrañando nuestras charlas entusiastas
y tus buenos días con abrazos llenos de fragancias.
Recuerdo esas tardes cuando llegaba alterada
y tu dulce voz me acariciaba para que el dolor se apaciguara
Aplacadas mis angustias y también la desesperanza
hacías retornar esa fuerza luchadora que me dabas.
Hoy soy un recinto acústico que recibe el eco
de tus brisas cálidas sanando mis heridas
abriendo esas puertas que tú creaste
para que entrara en mi alma el sol y las estrellas.
¡Eres tanto... y tan dura tu ausencia...!
Pero, ahora soy el huerto que por ti florece
entre las mieses de tu siembra amada
porque nunca me dejaste sola, siempre estuviste.
Hoy la dicha que me diste, alcanza
para seguir hasta que de mí no quede nada
Solo sé que vamos a encontrarnos en la eternidad
pues, ninguna de las dos sabemos decir adiós.
Por eso te grito ¡Te quiero mamá!
Tú sigues viva latiendo en mí corazón