“Vamos por la vida con historias/ sin saber ni cómo titularlas./ Unos escribiendo sus memorias,/ otros tratando de olvidarlas”.
Extiende más tu mano, tal vez me halles
en donde quizá ya no pensabas hallarme,
ve, recorre paso por paso aquellas calles
en las que ambos cantamos y nos reímos.
Esas mismas en donde nos conocimos,
en donde te amé y empezaste a amarme.
Búscame con tu mano, allí estaré tal vez
esperándote solo en esa, nuestra esquina,
el mismo lugar donde yo besaba tus pies,
mientras tú sentada me mirabas y te reías,
jamás me cansé de mirarte todos los días
siempre tan hermosa, siempre tan divina.
Dame tu mano tal como antes me la dabas
y te dejabas llevar, me dejabas ser tu guía,
canta feliz como en ese entonces cantabas
y ambos hacíamos de la dicha un derroche.
Eras tú sin dudarlo la reina de cada noche
y yo tu enamorado admirador de cada día.
Estoy seguro de que tu mano sí me hallará,
sólo avanza y deja que recuerde los caminos,
el propio aire, hasta el olor mismo orientará
y tantos recuerdos sé que le serán ya infinitos,
cuando feliz recorra todos los lugares benditos
en los cuales se entrelazaron nuestros destinos.
Ten confianza y decídete a salir a mi encuentro,
yo te aseguro que si lo haces vas a tener suerte,
de mi paradero te hablará tu mundo por dentro
y si me buscas de una manera insistente, terca,
verás que si en algún momento me tienes cerca
tu corazón te avisará latiendo mucho más fuerte.
A tu paso estas calles seguro irán murmurando
porque pese al tiempo, fácil te han de conocer,
ellas te vieron sonreír, correr, te vieron soñando,
fueron testigos ayer y volverán a ser testigos hoy
del amor más limpio que personificado para ti soy,
amor que siempre ha sido y que jamás dejó de ser.
Extiende tu mano, yo estoy donde siempre estuve,
en el sitio ése donde se realizaba cualquier anhelo,
donde le veíamos formas extrañas a alguna nube,
el lugar donde nos sentimos bendecidos el Eterno,
alejados de todo lo que nos pareciera un infierno
y sintiéndonos habitantes de algún inventado cielo.
Búscame, encontrarme te resultará muy sencillo,
es lo que presiento, por alguna razón bien lo sé;
allí, donde se ve más hermoso del sol su brillo,
donde sopla el viento que sabe que me extrañaste,
por calles que hasta podrían jurar que me amaste,
calles testigos de que con toda mi alma te amé.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
Derechos reservados
Libro: http://goo.gl/YYLd72
Correo: [email protected]
Twitter: @poreros
Imagen: de Google