Recuerdo aquella mañana cuando nos presentaron en aquel café donde a diario tu frecuentaba, los dos nos miramos y se quedaron por un instante parados nuestros ojos, hablamos de muchas cosas y al siguiente día seguíamos hablando, yo llegaba antes y cuando tu entrabas recorrías con tu preciosa mirada donde estaba yo aguardándote y como todos los días te sentabas junto a mí.
Fueron unos maravillosos meses hasta que un día me diste la sorpresa de partir hacia Paris sin saber cuándo regresaría, aún recuerdo esa gran despedida con una batalla entre tus sedosas sábanas, sintiendo cada uno el calor de nuestros cuerpos, los latidos de nuestros corazones, las caricias los abrazos y el sabor de tus labios cuando nos besábamos hasta quedar los dos en el gran éxtasis del amor.
Hace una semana que has regresado después de tres meses sin saber el uno del otro, y como de costumbre volvimos a nuestro café, después dimos un gran paseo por la ciudad, tú me preguntas ¿Que todo sigue igual?, mi respuesta fue contundente, no, no seguía igual, ahora sí, porque estás tú y tu encanto le das más belleza y luz, volvemos a estar unidos y celebraremos esta noche nuestro encuentro con la batalla que dejamos por terminar entre las blancas sábanas de nuestro nido de amor y pasión.
© José Cascales Muñoz
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22 de Junio 2016