Solo tu caricia
pudo revertir
la entropía que
se empotró por años
en mi alma.
Solo tu susurro
pudo fraguar
a cenizas
los clavos
que perforaron
mi espíritu.
Solo tu abrazo
pudo suturar las
heridas con
la precisión
milimétrica
de un cirujano.
Solo tu cuerpo
logro hacer
cabalgar a mis dudas
en abismos
y calvarios.
Solo tu alma
fue capaz
de darme una segunda
oportunidad en la vida...
y de orientarme...
¡en el alba y el ocaso!.