Va llegando
como quien llega a destino
ese fuego que repugna
los ojos del mundo.
Se destruyen las casas
del futuro, de los niños
presente que agoniza
esperando la lluvia sagrada
la tempestad que acabe este incendio.
Mi cuerpo es siniestramente
golpeado por las llamas
que desbastan
una ciudad
al punto del suicidio.