El cielo es testigo de cuanto te he batallado mujer,
¿O, acaso eres tú el que debe dormir boca abajo para no pensarte?,
¿tú ?, el que se cubre de sábanas para evitar sentir ese frio destrozador, ese frio de muerte.
¿Verdad que no eres tú el que añora esos cariños que nos dábamos antes de dormir?
No, no eres tu.
Y como si fuera poco reniegas de mi, de mi inocencia, de mi silencio;
y entonces me dices: ¿porqué te olvidaste de mi?