Me viste triste y no viniste,
me viste sola y te fuiste.
Me viste desnuda de alma
y no diste ni las gracias.
Lloré por ti un par de noches,
que con el tiempo eran meses.
Me viste de rodillas en pena
y ni así me libre de tu condena.
Condena pesada, condena cruel
tan perversa así como él.
Me viste en el mejor momento,
te entregué entre versos un cielo.
Me viste, vaya que lo hiciste
y sin más ni menos, te fuiste.