La vida sigue sin mí
atrofiado en el morir
escondido del sufrir
¿cómo me olvidaré
de las aguas del nacer?
Esa cruel mentira diaria
que se asoma a la ventana
queriendo saber del vacío
que hay en la distancia.
Corren mis pensamientos
y huyen silenciosos,
amotinándose soñados
se evaporan desaparecidos.
Yo no muero en mi cuerpo
sino en el tiempo perdido
que lo es para siempre.