Bella profesora
A mi bella profesora miré un día
como nace del Amor la luz divina,
pues en sus sabios consejos y su dulce
Instrucción, sus mágicos ojos se adivina
un refulgente clamoreo de alegría.
Bello mirar cuando a su aula me enfrenté
Que yo un día soñé en la lejanía,
cuando forjaba una quimera diamantina:
hoy, cuando su dulce mirada me ilumina,
todo mi anhelo se trastoca en poesía.
Mirar sus ojos es arrobo que extasía:
por eso cuando en la aurora el sol retoza
me inspira un verso de gratitud por su mirada,
¡Pues! he soñado por la noche que algún día
sus bellos ojos besaría
Igual que el alumno a su ¡maestra!
En gratitud de sus enseñazas y consejos,
Como se posa la luz del sol en su hermoso día.
“A mi bella Profesora”
Autor: Hernán R. Cornejo Véliz