A mi querido padre a los 10 años de su muerte
Hay un mundo de húmedos recuerdos,
Cuando yo todavía estaba haciéndome
Y como efigies bien guardadas, aterrajan
Intactos los viejos pergaminos de lienzos.
Visión de imágenes como vaivenes bajan
Y cual espectáculos penden de este tiempo
Como vagos sueños de un sepultado antaño.
Hubo un tiempo de perfumes y ungüentos
que como gotas de amaneceres sembró
fértiles semillas de tesoros profundos
y germinaron espigas doradas de amor.
Fue la morada de los albores de mi vida,
cuando apenas a la vida me han llamado.
Mi padre, cobrizo horcón de guayacán
Limpio, labrador, sin números ni letras,
ni hablar elevado sabía, sustancia natural
sin ciencia, ni dinero, ni bienes terrenas,
Ni ante el mundo distinciones siquiera.
Mas mi padre me dejó un valioso capital
Modestia, humildad, supremo dones y
Me llenó el corazón de tales grandezas
De allí vengo yo, blandas tierras, duras rocas
Traigo legados de tesoros bien guardados
Retazos de vida polícroma y de justo tono.
Mi padre, Punzado por la espesura carcomida.
Manos ásperas de hachas y leñas heridas
Gimen las ramas rotas y sangran los callos
Retumban con furia los troncos poderosos
Desconcierto y caos en la pavorosa caída.
Chispas de fuego, hogueras, viejo monte,
Metamorfosis de leña, infiernos de carbón.
Alma lozana, manos agrietadas de abismos.
¡Bien claro está, mi padre era raza de robles!
nelly h
10/05/17
argentina