Yo no soy
sino el resultado
de la purpúrea nieve
que en tus ojos
se almacena,
rocío de sangre
desfilando
por tu tez.
No soy yo
sino un pasado
que despierta,
que entre recuerdos
se desvela
para nunca
llegar a ser.
Sigo siendo
el brote
que a la ingenuidad
se vierte,
que de tu niñez
emana,
que con tu presente
se ensaña
y en desesperación
termina.