Silencio, todo en silencio,
como orquestando la partida adelantada,
desnuda y sin mirada.
Durmiendo una indecisa despedida.
Mis manos no se cansan de palparte
mientras estas dormida, sin preguntas, a la deriva;
como si temiera mi tacto en algún momento
que tu cuerpo desnudo retorne al reino de los recuerdos;
Por eso te toco mientras duermes, por eso parezco
ser un arqueólogo de tus sueños mientras estas dormida.
Por eso perezco en tus restos,
recordatorio de que ya te habías ido.
Así y todo, lógico y pesimista,
sé que volverás a empacar tu equipaje de mano;
retornarás a la partida constante
de los amantes que mutuamente no se pudieron.
Así y todo, desnuda, fugazmente entregada,
recordando,
haciéndonos daño,
no atreviéndonos a dejar solo un punto final,
allá donde aun se avizora la continuación
de una eterna despedida.
Callado e irreversible, una base que soporte
el resto de nuestra maldita eternidad sin \"nosotros\".
La ropa muda, a lo lejos, tirada;
hojas mancilladas de sexo y desolación.
Somos las almas que en pena se devoran
para no morir el hambre del desamor.
Poeta y escritor: Edmundo Vélez Alcívar
Derechos reservados del autor.