Me parecieron tus ojos el cielo.
Tan sólo un pedacito, una porción,
por sólo un instante.
Como el deseo en un desvelo
cuando el incipiente sol
me invita volver a mirarte.
Y cuando ya bajo aquel
arco de sombras adornabas
tus ojos oscuros como el anochecer.
Quise mirarte e impregnarme de ti
con esa tu cautiva mirada
que me hacía sonreir.
¡Ay!, ¡Chaparrita de fuego!
¡Cómo olvidar tus ojos!
Quiero verlos ... y morir luego.
Quise mirarte y en ellos
descubrir mis antojos
mientras mirarlos puedo.
¡Qué hermosos! ¡Qué bellos!
Aunque te escondas
en la cascada de tu pelo.
Me parecieron tus ojos, mujer,
dos faros que disipan el plenilunio
con un claro amanecer.
Chaparrita, no cierres tus ojos.
Dame la dicha de ver el cielo
cuando los vuelva a ver!
M