Cuando estoy triste y sola, yo siempre miro al cielo
en busca de una estrella que alumbre el alma mía,
que su luz me ilumine, que me sirva de guía
que el llenarme de ella ahuyente el desconsuelo.
De la vida me duele que interrumpa mi vuelo
que enrede mi existencia sus redes de agonía,
que sea despiadada, y como el hielo fría
que a su amenaza siempre la envuelva un negro velo.
Mas cuando amenazante la siento al lado mío
y escucho que redoblan sus tambores de guerra
aunque muerta de miedo yo enfrento el desafío.
Mi deseo de vida, por la vida se aferra
a ese clavo que arde, con mi mano lo enfrío
y lucho por ganarle, mas su cara me aterra.