Un casi sofocante calor
hay esta tarde.
Del lado sur viene un fuerte viento
que me reanima la temperatura
de mi cuerpo.
Mucho he caminado,
para poder mantenerme
en forma, y bajar unos
kilos que de más tengo.
La verdad es que ya he
caminado unas sesenta cuadras,
y estoy satisfecho de hacerlo.
Me siento a descansar
y tomar mi último
medio litro de agua que me queda.
Contemplo las hojas de los árboles,
y el color de las flores
diseminadas por todo el parque.
Y como todos los días,
siempre me siento en el mismo
banco que durante tantos meses
hemos tú y yo ocupado
en el tiempo que juntos estuvimos
como los amantes perfectos.
Esos meses en los cuales
proyectamos nuestro futuro,
con promesas de amor,
con palabras...
Palabras y promesas de amor
como nos hacemos siempre los enamorados...
Sobre todo cuando se es joven
y sentimos el fuego y la pasión
del amor...
Fuiste en aquella época por unos días
a casa de tus abuelos
en Córdoba, junto a tus padres,
con los cuales viajaste.
Hoy es un domingo diferente,
porque no he de verte, en este tiempo presente.
Me invitaron a ir con ustedes,
pero tareas particulares
me impidieron esa vez,
aceptar invitación.
Estos son hoy los recuerdos
que a mi mente vienen,
ahora, en este preciso momento,
después de haber transcurrido
veinte años...
Veinte años han pasados ya...
Cómo vuela el tiempo, los años...
Se nos van, casi sin darnos cuenta...
Cuando más grandes somos,
más rápido se nos van los años...
Y pienso, ahora, después
de todos estos años,
en las promesas que nos hicimos.
Están ahora aquí, en el parque,
en el aire, en mi mente,
en mi corazón...
Promesas, tan solo promesas...
que no pudimos realizar...
Yo me casé con otra, mi mujer...
Y tú te casaste con otro...
Desencuentros de parejas.
Destinos opuestos a los proyectados.
Las separaciones a veces
se justifican. Otras se deben
tomar como una jugada del destino.
A veces las separaciones, aunque
solo por días sean,
te cambian el rumbo de la vida,
de los sueños, de los proyectos...
Sí, las pequeñas ausencias
también te hacen cambiar
los sentimientos del alma.
Están a veces las opiniones
de los padres,
de ella o de él.
Esa chica no te conviene porque...
Ese muchacho no te conviene
porque aún no se ha recibido,
no tiene ningún título...
Ese fue mi caso.
Indujeron durante una breve ausencia
a cambiar los sentimientos...
Los tuyos, hacia mí...
Y hoy yo, recordando un pasado
de promesas de amor
que no se concretaron...
Pero he sido muy feliz
en mi matrimonio, y tú en el tuyo...
Tal vez este banco,
me ha hecho recordarte,
una vez más... como casi todos los días...
Claro, fue nuestro primer amor,
el tuyo y el mío...
Me siento hoy muy nostálgico,
y a cierta edad, los recuerdos,
las promesas, te vuelven a la memoria,
promesas que hoy, se las lleva el viento...
Tú continuarás con tu vida,
y yo con la mía...
Todos los derechos reservados del autor ( Hugo Emilio Ocanto - 26/11/2012)