La luz y su rostro,
su nueva alegría,
las canciones que vuelven,
su mirada infinita
que trasciende.
el mar en la ventana,
el cielo…,
sus alas…,
yo recuerdo la casa grande,
Ella suspira
una nueva vida.
Sé que el tiempo
se desvanece
frente a mí.
Mi hija no se aparta
de la ventana,
el mundo se hace inmenso,
más amplio
que el jardín
de la casa grande.
Volará…, lo sé,
como las aves
y las flores.
Estoy aquí…,
la miro…, y Ella…,
habla y habla
de sus nuevos planes,
“¡ven con nosotros,
papá!”.
Yo lo sé,
Ella lo sabe,
soy un barco viejo,
sin velas,
sin horizontes.
Cortaré las amarras.
Ella habla y habla…,
y yo,
recuerdo la casa grande.