A LUCY
No aspiro
a salir fotografiado
en diarios poderosos;
no aspiro al poder y la gloria;
me han defraudado los
que pretendiendo esconder
su angustia existencial
prometen y nada cumplen.
Se me va lo mejor de mi vida
y tú eres mi mundo ahora;
si tú me fallas
circulará la sangre y todo
será un esperar
la tierra que me cubra.
Necesito tu pelo largo
color de trigo dorado
y tu cara blanca
y aún las ojeras
que señalan
que también
te ha marcado la vida.
Yo que miro tu cuerpo menudo
y sé lo que has sufrido
me elevo al contemplarte
y ver como tu dignidad
se mantiene sin mancha.
¡Oh, pequeña y gran mujer
los que pudieran
cambiar el mundo
no lo harán! y por eso
que mañana ni de ti ni de mí
no diga nadie nada;
pues si mañana el mundo
con los falsos se desploma
yo hoy solo quiero decirte:...
¡Lucy!
y que tú me digas:...¡Hola!
Octubre, 1995
Poema de Marco Antonio Morales Orellana