Ningún te amo le bastaba,
seguía siendo de hielo.
Quise abrasarle y robarle un beso,
su mirada me hizo desistir del intento.
Señalo su pecho
y su alma quedo desnuda,
de rodillas caí al instante,
¡oh Dios, que horrible tortura!
Apenas si era alma,
tenue luz le alumbraba
su corazón en penumbras
lentamente palpitaba.
Y entonces comprendí,
el mal que yo había echo,
tratar de hablarle de amor
a un alma por él desecho.
Con osadía pose mi mano
en cada una de sus heridas,
unas ya casi sanaban,
y otras eran llaga viva.
No había parte buena
su alma esta desecha.
y a su pobre corazón
pedazos le faltaban.
Me susurro tan quedito
--un día ame y no fui amada,
di mi corazón
lo regresaron echo nada.
Lentamente bese sus heridas,
incluso las que aun sangraban,
no me importo si lastimaban.
Ella mis lágrimas limpiaba.
Abrí mi pecho
mi corazón galopaba,
le arranque un pedazo,
y se lo di a mi amada.
Ahora es mío tu dolor,
tus lágrimas y risas serán las mías,
tuya es mi vida,
y mi amor será hasta el fin de los días.