Tus brisas divagantes
que soplan en mi alma
tan lejanas, distantes
en ausencia viajan.
Ella era extraña,
con su locura distraída
con su soledad tan amiga
con sus poemas secretos.
El misterio en cada encuentro.
Pude ver tu mirar oculto
y nos desciframos al instante,
más el orgullo egoísta y ciego
equivoca y confunde.
Ahí vamos libres a nuestro modo
tu con mis brisas y yo en las tuyas
sin forzar al tiempo.
El encuentro inesperado de lo extrañado
es perfecto.
JDVC