Luz y sombra, las dos, son una misma
no parece tan obvio y evidente
como el témpano helado y lo caliente,
como el cuerpo y el alma. Es un sofisma.
Ambas tienen, tal vez, igual carisma,
viene a ser, algo así, como el poniente,
se deriva de allí una sombra ingente
observada al trasluz del mismo prisma.
Pone el sol en la comba silenciosa
una enorme reserva luminosa
donde llena de lumbre su vacío.
Cuando el astro se oculta en el ocaso
va dejando la lumbre en su regazo
y en el tibio horizonte su sombrío.