El hombre que robó la luna.
Soy, el hombre que escaló las estrellas, en busca de un sueño.
Soy,quien alquilando versos, al viento logró convencerlo.
Que su sueño es real, que su sueño es eterno.
Soy la suma de todas las ambiciones,
Quien dividido por los recuerdos olvidados.
Ha dado como resultado a un cobarde sin fe.
Sin esperanza, sin pasión…
Soy la representación de todo lo malo,
Un infame soneto mal recitado.
Una promesa sin cumplir.
Quien hace lo imposible para enaltecer su grandeza.
Quien valora y cuenta sus logros solo para él.
Soy, aquel hombre que. Sin permiso de un Dios.
Un día decidió batirse en duelo con el viento.
Tomando alto vuelo con rimas de Borges y Neruda.
Usando las alas de aquel cuervo frío y cruel.
Y sin pensar en las consecuencias, en esto me convertí.
Soy yo, el hombre que un día, decidió pisar las estrellas.
Y en silencio, anónimo y burlesco, intentó robar la luna.
Para decorar una diadema, para alumbrar un alma oscura.
Soy, el hombre que burló al infinito.
Quien sin permiso dejó la noche oscura.
Sin belleza para nadie, sin fuente de inspiración.
Soy aquel poeta inconsciente.
Quien tomó a la luna en cautiverio.
Y que, delicadamente…
La colocó en la mesa de noche de aquella musa.
Quien dijo un día, que robarla sería imposible.
Ahí la dejé, de manera clandestina.
Sin hacer ruido alguno para mantenerla dormida.
Dejé a la luna en estos versos.
Para que ilumine los sueños de aquella princesa.
La dejé, sin firma evidente,
Pues ella sabrá que tal crimen atroz.
Solo pudo haber sido hecho por alguien que vigiló su soñar.
Soy, el hombre que una noche,
Sin pedir permiso a Dios,
Sigiloso robó la luna en busca de un sueño.
Que no era de él.
Pero lo hizo real…
Juan Manuel Hernández.