La necesidad de una mirada que nos rompa las inseguridades
nos haga estar en casa incluso en mitad de la nada,
sin provisiones,
que sonría y provoque una tormenta,
que sus besos sean como un oasis en el desierto y que sus abrazos sean refugio para cualquier alma nómada al borde de una pulmonía,
ya que fuera de su piel hace frío y no sabes el fuego que tiene.
Que necesaria es esa persona que siempre tiene ganas de revolución y de alzar la voz,
que nos hace pasear de su mano al borde de su avismo olvidando nuestro vértigo
y que no llevamos paracaídas.
Que se apunte a cualquier plan,
que siempre esté dispuesta a dejarse llevar
y que ponga banda sonora a nuestras vidas.